Él es un magnate millonario poderoso y además es un vampiro sediento. Solicita donantes de sangre jóvenes y vírgenes, le obsesiona el sabor de la sangre pura sin ser profanada por la lujuria y el pecado.Cara lee el anuncio en todos los portales digitales de la ciudad. Era algo absurdo de leer y la compensación económica ofrecida era más absurda todavía.Desconfiada lo medito por varios días, pero su cuenta con saldo deudor fue el detonante de su decisión, sin imaginar que su valioso tesoro carmesí no sería dejada en un banco de sangre de un hospital, puesto que el líquido rojo será tomado directamente de las venas de su cuello por un apuesto ser oscuro que ni en sus más locas fantasías pensó que existía.