Un día en la vida de la Muerte, es una comedia metafísica sobre lo absurdo de existir, los peligros del papeleo cósmico y la imposibilidad de tomarse la eternidad demasiado en serio.La protagonista es -como su propio título indica- la Muerte. Pero no la Muerte solemne ni la poética: la de verdad. La que ficha, tiene jefes, se le atascan las guadañas en el Excel y ya no sabe si el sonido que oye al final del túnel es un alma o el microondas del departamento de Tránsitos Espirituales.Después de milenios cumpliendo su labor con precisión burocrática, comete un pequeño error: deja viva a una humana llamada Clara. El resultado es un caos administrativo de proporciones universales, un alma que no debería existir y una Muerte que, por primera vez, empieza a sentir curiosidad por la vida.En su intento de reparar el desastre, se verá acompañada por Tiempo (maniático de los plazos, puntual hasta lo insoportable) y Olvido (tierno, distraído, incapaz de recordar su propio pedido en la cafetería cósmica).Juntos discuten sobre eternidad, redes sociales, miedo, sentido y café instantáneo mientras intentan mantener el universo en funcionamiento.Todo ello con el tono de una comedia de oficina... salvo que la oficina gestiona el fin de la existencia.Un día en la vida de la Muerte combina humor, sátira contemporánea y una ternura involuntaria. Es un libro para reírse de la burocracia divina, de los miedos humanos y de esa necesidad tan nuestra de darle sentido a todo (incluso cuando claramente no lo tiene). Su estilo bebe de autores como Terry Pratchett, Neil Gaiman y Douglas Adams, aunque con una voz propia, más cercana al ritmo visual y al sarcasmo ibérico.La novela está estructurada en dos prólogos, un interludio, seis capítulos y un epílogo, todos con entidad propia pero dentro de un arco emocional claro: la Muerte aprendiendo -a su pesar- a sentir. A través de diálogos ágiles y escenas cinematográficas, la historia equilibra el humor y la melancolía, recordando que el amor, al fin y al cabo, es otra forma de morirse.