Un viaje entre lo cálido y lo caduco, aquello que perece, que muere y que, por lo tanto, en algún momento conocimos como vivo; el rastro, la cicatriz que deja, y aquello concebido como frío, inerte y estático en el tiempo.Una dualidad observada bajo un único punto de vista: la poesía como punto de fuga, la única luz que condiciona un paisaje inmóvil.El amor, la esperanza, el duelo, lo rutinario con su pasividad y sus pausas, la tristeza... todo ello cubierto por ese velo de frialdad o de calidez con el que la poesía nos alumbra. 10