Producto de la metamorfosis que he sufrido, desde el punto álgido de mi enfermedad, hasta «curarme» y aprender a soportar el dolor, nacieron estos poemas «escociendo» a mi estado emocional cuando los escribía, pero que tanto me ayudó el hacerlo. Escupidos sin filtros en ellos hablo del dolor, de la superación, del fracaso, de la vergüenza, de los remordimientos, de la soledad, pero sobre todo de los juicios a los que fui sometida en una inquisición gobernada por muchos de los que me rodeaban ardiendo sin extintor en la hoguera de los prejuicios y la hipocresía.Que Dios se apiade de ellos.