Mientras espera en un bar la improbable llegada de su viejoamigo y profesor Vladimir, a John -un ingeniero que alguna vez tuvoaspiraciones de poeta- lo acorralan escenas de la vida vivida e hirientesastillas de la vida traicionada. El narrador reflexivo y escéptico de Muerdeperra espléndida nos dice -sin decirlo- que el pasado no importa por lo quesucedió, sino por cómo y para qué se recuerda. Así, la primera novela de JorgeIván Agudelo se eleva por encima de cualquier anécdota. Es el triunfo de un estiloque el autor asume de principio a fin: frases largas y pacientemente labradasse erigen como lugares hospitalarios donde todo puede tener cabida y a la vezser reparado. Esta novela corre el velo de sus referencias: van de Saer aPavese a Lowry, pasan por Onetti y Amilkar U. Su fuga del canon realista no escapricho o ardid. Jorge Iván, fino poeta, nos susurra algo en lo que creetercamente: los estragos del tiempo y la realidad solo se alivian conliteratura.Pedro Adrián Zuluaga 10