Quien procure conocer el estado actual de la narrativa uruguaya tiene una parada obligatoriaen la obra de Ana Donner (Montevideo 1966), en su originalidad creativa y su particular eintenso pulso narrativo.Su novela La Cáscara se inscribe en la mejor tradición de lo que podemos llamar literatura de lacotidianidad con pinceladas de surrealismo y dosis de sugerente humor.Con lenguaje conciso y directo, desprovisto de barroquismos e innecesarios adornos, la autoranos invita a recorrer una historia intensa donde no están ausentes ni la intriga ni la crueldad.Laura, la protagonista central y omnipresente en el relato, es una mujer marcada a fuego porun amor adolecente, hastiada con su vida decide habitar en el cuerpo de una joven occisadesde el cual vivir un laberinto de emociones y desafíos.La posmodernidad que secuestra la verdad en el altar de lo relativo, una soledad colectiva ypandémica, un mundo que se nos presenta como in-mundo.Desde el primer capítulo, nuestra autora nos sugiere trascender lo trivial y ubicarnos en lascontradicciones de la existencia humana cuando afirma; Estamos todos vacíos de ser yllenos de parecer .Una sociedad controlada desde el mesianismo mediático, con autoridades que fundan lafilosofía del optimismo positivo y decretan la obligatoriedad de la sonrisa al tiempo que elmercado se encarga de generar grupos de auto ayuda para enseñar a reír, la ironía presente encarteles en la vía pública que rezan, no están solos cuentan con ustedes mismos.Donner consigue apoderarse de la atención del lector en un sentido ascendente, pormomentos la escena se ubica en un barrio cualquiera entre vecinas chusmas y comedidas y porotro nos traslada a un universo mágico donde un día el sol calcina la piel y al otro día se instalauna noche que parece ser eterna.La abyecta violencia subyace en cada línea hasta develarse con notable contundencia en elcapítulo final donde se muestra en toda su magnitud una autora que maneja con destreza eldifícil oficio de narrar.Julio Cortázar aspiraba contar con un lector cómplice, que se involucrara activamente con eltexto, nuestra autora (acaso sin proponérselo) lo logra enteramente.La lectura de la novela que aquí reseñamos, supuso un placentero deleite y la confirmaciónque vale pena reparar en la creación literaria de autores actuales.En la ya extensa colección narrativa de Deletreo Ediciones, el libro de Ana Donner se ganó unlugar por derecho propio.Conviene estar atentos a lo que esta autora tenga para decirnos en el futuro próximo.Gustavo López 10