La historia del huracán Janet virtualmente no tiene fin; al menos no concluyó el 28 de septiembre. Su secuela se inició de inmediato y no se detuvo al paso de los años, los lustros ni las décadas, hasta llegar a nuestros días. Desde el primer momento su impacto fue abrumador; su trascendencia insospechada. Influyó de manera determinante en quienes tomaban las grandes decisiones y también movió los mejores sentimientos de solidaridad entre la gente de bien.