Piensen lo que piensen, vean lo que vean, escuchen lo que escuchen, la verdad es relativa. Quienes comienzan a entender ciertas cosas, de pronto, respiran con agitación por miedo a perder su identidad humana. Posiblemente, y solo algunos, se dan cuenta que disfrutan de su propio temor, de la sensación de hipersensibilidad que les crece en la piel, de la tensión de sus músculos y del candor de la adrenalina en la sangre, de la conciencia de estar vivos y de estimularse a descubrir que la realidad es mucho mas sencilla que nuestras complicadas percepciones, y para alcanzar la comprensión de nuestro entorno necesitamos de algo que la naturaleza aún no pudo proveernos y que nuestro cerebro se esfuerza en concebir, algo sobre los sentidos, de un episentido.