El plan de Dios siempre ha estado cerca del ser humano, adoptándonos como sus Hijos, somos salvados por el para llevar al mundo a un nuevo nivel de evolución, fuera de todo alcance, en donde las potencialidades sean aprovechadas exitosamente; pero para que suceda todo eso es necesario una oración constante y una concepción de la oración que asuma que esta viene siendo un proceso de comunicación inacabable. Estas divinas enseñanzas son la clave del secreto mariano, por eso no nos cansamos de decir: ¡Salve!
